“Ni los más cualificados expertos han podido dar una definición que pueda considerarse como totalmente precisa para esta palabra”.
La libertad no puede
resumirse en una palabra, ni siquiera en un concepto. No es sólo una palabra.
¿Desde cuando las acciones, los hechos y los pensamientos son conceptos? ¿Desde
cuándo son palabras? No podemos atribuir nuestra identidad a una categoría
gramatical, somos más que eso. Somos personas. Tenemos derecho a pensar, a
actuar y a marcar nuestra vida a base de experiencias. Mientras algunos se
dedican a intentar dar una definición a esta realidad, otros pensamos que es
algo subjetivo porque, ¿quién pone límite a la libertad? ¿Por qué alguien tiene
que ponerle límite? Vivimos bajo la influencia de
la sociedad, la cultura, la política, la familia, los amigos, la televisión, la
prensa, las opiniones de terceras personas... ¿Por qué tenemos que vivir
influenciados? ¿Quién da derecho a esas personas a influenciarnos?
Al parecer, hoy en día, lo que interesa es que seamos incapaces
de expresar nuestro punto de vista. Desde
pequeños nos enseñan lo que significa la libertad, nos enseñan que es ilimitada…
Pero, entonces, ¿por qué hay leyes? Todas estas normas de conducta están
elaboradas para organizar la sociedad, son reglas comunes para todos. ¿Por qué
nos regimos por la sociedad? Porque por el hecho de ser humanos tenemos esa
tendencia a rodearnos de los demás, y así complementarnos.
“Respeta si quieres ser respetado”
Si educamos y somos educados para entender la libertad, ¿por
qué no ofrecemos la misma que se nos otorgan? No es coherente que se nos eduque
en una cosa la cual los educadores no cumplen ni respetan. No se puede
pretender que una persona actúe de la forma que intentas enseñarle, si ve que
quién intenta enseñarle no cumple con lo que enseña. El mundo es
incomprensible.
“¿Es entonces que sólo nos queda la muerte para ser libres?”
¿Uno ha de morir para ser libre? Fallecemos y, ¿qué hay
después? Nada, ¿significa libertad? ¿O, significa más ahogo por la falta de
libertad? ¿Tenemos que pensar que el único consuelo que nos queda para ser
libre es la muerte? ¿Por qué tenemos que ser obligados a pensar en el futuro
más oscuro para encontrar la libertad? Nadie puede ser coaccionado de tal forma
que encuentre como única vía de escape la muerte. Pensando detenidamente puedes llegar a plantearte: ¿Acaso
alguien es verdaderamente libre? Sobre-valoramos las cosas, y las sustituimos
por una libertad ficticia. ¿Cómo vamos a ser libres? Nos engañamos, nos creemos
libres; pero no lo somos y como necios, dormimos soñando con un mundo que no
existe. Llenamos nuestra cabeza de tontas fantasías y de locas ambiciones, de
sueños incumplibles y de deseos inalcanzables, y como idiotas seguimos buscando
la libertad.
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