martes, 13 de marzo de 2012

Libertad.

¿Qué es la libertad? ¿Qué significa esta palabra que hoy en día tiene tanto protagonismo? ¿Tan importante es para que aparezca en las noticias y periódicos? ¿Tanta importancia tiene como para que muchos directores de películas y series televisivas la usen como mensaje a transmitir? ¿Es tan esencial que tiene que aparecer hasta en nuestras conversaciones?
“Ni los más cualificados expertos han podido dar una definición que pueda considerarse como totalmente precisa para esta palabra”.
La libertad no puede resumirse en una palabra, ni siquiera en un concepto. No es sólo una palabra. ¿Desde cuando las acciones, los hechos y los pensamientos son conceptos? ¿Desde cuándo son palabras? No podemos atribuir nuestra identidad a una categoría gramatical, somos más que eso. Somos personas. Tenemos derecho a pensar, a actuar y a marcar nuestra vida a base de experiencias. Mientras algunos se dedican a intentar dar una definición a esta realidad, otros pensamos que es algo subjetivo porque, ¿quién pone límite a la libertad? ¿Por qué alguien tiene que ponerle límite? Vivimos bajo la influencia de la sociedad, la cultura, la política, la familia, los amigos, la televisión, la prensa, las opiniones de terceras personas... ¿Por qué tenemos que vivir influenciados? ¿Quién da derecho a esas personas a influenciarnos?
Al parecer, hoy en día, lo que interesa es que seamos incapaces de expresar nuestro punto de vista.  Desde pequeños nos enseñan lo que significa la libertad, nos enseñan que es ilimitada… Pero, entonces, ¿por qué hay leyes? Todas estas normas de conducta están elaboradas para organizar la sociedad, son reglas comunes para todos. ¿Por qué nos regimos por la sociedad? Porque por el hecho de ser humanos tenemos esa tendencia a rodearnos de los demás, y así complementarnos.
“Respeta si quieres ser respetado”
Si educamos y somos educados para entender la libertad, ¿por qué no ofrecemos la misma que se nos otorgan? No es coherente que se nos eduque en una cosa la cual los educadores no cumplen ni respetan. No se puede pretender que una persona actúe de la forma que intentas enseñarle, si ve que quién intenta enseñarle no cumple con lo que enseña. El mundo es incomprensible.
“¿Es entonces que sólo nos queda la muerte para ser libres?”
¿Uno ha de morir para ser libre? Fallecemos y, ¿qué hay después? Nada, ¿significa libertad? ¿O, significa más ahogo por la falta de libertad? ¿Tenemos que pensar que el único consuelo que nos queda para ser libre es la muerte? ¿Por qué tenemos que ser obligados a pensar en el futuro más oscuro para encontrar la libertad? Nadie puede ser coaccionado de tal forma que encuentre como única vía de escape la muerte. Pensando detenidamente puedes llegar a plantearte: ¿Acaso alguien es verdaderamente libre? Sobre-valoramos las cosas, y las sustituimos por una libertad ficticia. ¿Cómo vamos a ser libres? Nos engañamos, nos creemos libres; pero no lo somos y como necios, dormimos soñando con un mundo que no existe. Llenamos nuestra cabeza de tontas fantasías y de locas ambiciones, de sueños incumplibles y de deseos inalcanzables, y como idiotas seguimos buscando la libertad.

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