domingo, 22 de enero de 2012

¿Parece mentira, no? Si crees que sí, escucha a tu corazón.

Llegas a casa, cansado de la rutina al rededor la cual gira tu vida. Con tus pasos guías a tu cuerpo hacia lo que llamas habitación. Te quedas en la puerta, mirándola fijamente.

"Entra en tu habitación. Cierra la puerta y baja la persiana. Apaga el móvil y quítale la batería al ordenador. Quítate la ropa y ponte el pijama para estar más cómodo. Por último, échate en la cama." - te dice una voz que no sabes de donde viene.

Llevas tiempo evitándolo, pero ha llegado el momento de reflexionar sobre ello. Ahora es cuando necesitas silencio. No es momento de pensar en nadie. Escucha los latidos de tu corazón. 

- "¿Me escuchas?" - continua.

Está tranquilo. También relajado. Está ausente de presiones. No hay miedos que le hagan sentirse pequeño. Sabe que quieres hablar...

- Llevaba tiempo llamándote a gritos. - le dices.

Este es el momento en el que debes solucionar tus mayores dudas.

- ¿Continúas escuchándome? Si no sabes cómo empezar yo te ayudo. Fija tu mirada en un punto fijo. - me dice.
- ¿Así? - le contesto, con miedo.
- Sí, siéntete tranquilo. Deja descansar tu mente y que tu mirada no se canse. Es una tontería, pero dentro de poco entenderás el porqué de todo esto. - continua.

De repente tus ojos se cierran y dejas de hacer caso a esa voz que te habí acompañado durante esos breves instantes. Te despiertas en la misma habitación pero con una pequeña diferencia, ella está allí. 
Es ella, la persona por la que un día juraste dar la vida. Está en tu habitación, llora. 

- Lo siento. - te dice.

No puedes entender porqué te dice esas palabras y la inquietud hace que las palabras salgan solas de tu boca.

- ¿Que pasa? - le preguntas.
- Tengo que decirte que tengo algo para ti, pero no está en las mismas condiciones en las que aquella tarde me hiciste dueño de él.

Un aura oscura envuelve la habitación. A los pocos momentos te extiende las manos. Entre ellas tu mirada encuentra esa pequeña parte de ti que le regalaste, tu corazón; pero ahora echo pedazos.

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